jueves, 8 de enero de 2009

Qué importa el título, mato el ocio y alimento la imaginación

Nos alejamos un poco, creo que bastante. La casa se ve a varios metros de distancia, pero sólo puedo distinguir el techo rojo. Caminar por el prado es definitivamente lo mejor que tiene el campo, en especial con el viento chocando en nuestras caras, y levantando su falda desconsiderada e irrespetuosamente.

En mitad del campo había un árbol, uno solo, era alto y daba una gran sombra. Esto suena románticamente estúpido, pero no puedo dejar de admitir que es lo mejor que he hecho el último tiempo. Caminar por el trigo tomado de su mano, sintiendo el latido de su corazón, es increíble, porque me indica qué hacer y hasta dónde puedo llegar.


Su corazón se acelera, la percibo algo excitada, creo que yo me siento igual. Me detengo y me paro delante de ella. Me ve fijo a los ojos de manera que me estremece, pero a la vez me perturba un poco, creo que comprende perfectamente mis intenciones, y hasta me da su aprobación. Entonces, la beso en la frente y me habla al oído. El aire tibio que expele de su boca me provoca, me incita, y me da un extraño cosquilleo visceral.

-   Estoy de acuerdo. Cualquier cosa contigo está bien, me agrada esta sensación- dijo   ella.

Me asusta el saber que soy un adolescente inexperto, y aún más que ella lo note. Supongo que soy un poco machista como para dejarle la situación a cargo, aunque sé que tampoco tiene mucha experiencia, es audaz, sabe qué hacer.

 -   Me gustas, me encanta tu boca. Me gusta tu pelo. Amo tus orejas- dijo él.

 -   Quiero morderte- dijo ella.

 Entonces ella me besa, y le respondo. Rozamos nuestras narices, y ella siente extremadamente rápida mi respiración, aunque trato, no lo puedo controlar y se acelera más y más. No nos detenemos, nada nos detiene. Ni los pájaros que revolotean por alrededor, ni el viento que hiela y avisa lluvia, quizás tormenta, ¡qué importa!. Me tiende suave entre el trigo, y la acaricio, toco su cabello.  

Ella muerde mi labio inferior, y poso mi mano sobre su pecho izquierdo, con cierto recelo, y miedo, mientras en una mala maniobra paso mi brazo derecho por alrededor de su cintura. Creo que ambos estamos en sintonía. Ella se ríe. No nos detenemos, no podríamos encontrarnos en una situación más emocionante, sin embargo mi posición es insostenible. Poso todo el peso de mi cuerpo sobre el de ella al caerme torpemente, y reímos. Ella toma la iniciativa esta vez. Me empuja bruscamente, abro los ojos de tal manera que hasta ella se sorprende de su agresividad, y se monta sobre mi, quedando cara a cara. Ambos aumentamos la tensión del momento, que me seduce cada minuto.

 Nos atraemos de manera indescriptible, nos conocimos un otoño hace 15 años, cuando coincidimos al visitar a una tía, éramos niños, y nunca nos volvimos a ver, hasta ahora.

 -         ¿Crees que sea malo?, somos primos al fin y al cabo- dijo ella

 La beso en la boca. Ella no hace más que olerme, nadie lo había hecho antes, es extraño, porque parece distinguir cada zona de mi cuerpo, mi olor le provoca sensaciones muy estimulantes. Luego muerde mis labios, mi lengua, mi oreja. Se hace tarde y nuestra ausencia de la casa inminente. No me importa, no voy a dejarla ir.

 -    Quiero no olvidar jamás esta noche durante toda mi vida. ¿Qué tal si te vas conmigo?- dijo él

-    ¿Al sur? ¿Estás loco?, tú y yo no tenemos nada, es decir, lamento decirlo y quizás arruinar este idílico momento, pero qué haré yo allá!- dijo ella

-    Vivirías conmigo, quiero hacer esto todos los días de mi vida, sólo contigo- dijo él

-    ¿Qué tal si te aburres de mi, si se vuelve todo rutinario, y decides dejarme?- dijo ella

-    Jamás, nunca podría abandonar esos labios húmedos y sedientos, esas piernas contorneadas y fogosas, y menos tus ojos, que me dicen más de lo que creo saber, y quiero oír- dijo él.

-    Si vas a hacer algo, hazlo ya- dijo ella

Sin más preámbulos abro su blusa desesperadamente, tiro botones, subo su falda, aunque resulta un estorbo esa maniobra, y la saco. Me quita la polera, me desafía con sus delicadas manos y actúa como jamás pensé que lo haría. Creo que nunca sabes que esperar de nadie, en el fondo, jamás sabrás que hará el otro, o qué haría en tu lugar, pero como sea, me agradó como pensaba la muchacha. Caminamos algunos metros desnudos en el campo. Me lleva a un arroyo, está muy helado, y comienza a chispear, pero qué importaba, si ninguna lluvia podía mojarme ni un milímetro más.

 

4 comentarios:

Pancho Osorio dijo...

Está buena la historia. Sólo no me gustó algunas formas de escritura, hay cuatro o cinco "-mente" entre los dos primeros párrafos y molesta leerlos un poco. De ahí, mejoró, lo de los primos estuvo tan morboso como genial :3 Pero luego: "al caerme torpemente, y reímos nuevamente. Ella toma la iniciativa esta vez. Me empuja bruscamente"
Sácale -mente a tus escritos. :P A menos que sea apropósito, pero si es así, cuidado, es molesto leerlo tan juntos...

Siddhartha dijo...

listo!

Anónimo dijo...

Me encantó la parte de los roces de nariz y las respiraciones agitadas.

filadelfiabrillante dijo...

Me encantó!!!
Menos mal me hiciste caso respecto a aquello xD!
Sin H!!!!!!!!!!

¿Me podrías regalar un cuento?

I lov yu, frutullita,